miércoles, 12 de noviembre de 2008

Mantenerse ocupado

Hace un par de días se me empezó a ocurrir que a lo mejor, los problemas que tenía para mantenerme en vigilia durante la semana anterior no se debieran a problemas fisiológicos sino más bien psicológicos (si es que se puede establecer una barrera entre ambos).

Resulta que la semana anterior había perdido toda la estructura organizativa que había tenido al principio y además mi nivel de actividad (la cantidad de cosas que hacía) había bajado últimamente. Resultado: estar ocioso y mi cuerpo reclamando una parte de todo ese tiempo libre para dormir. Es totalmente comprensible.

Pero no ha sido hasta hoy que me he cargado de tareas para hacer en estas horas de actividad nocturna (luego tendré que ponerme otras más durante el tiempo del día que no esté acompañado).

Por lo pronto, me aburro menos y me siento más eficaz. Si supero el día de hoy (este planteamiento suena a aquellos de los primeros días) creo que habré encontrado la clave para mantener la permanencia en esto. Y si no, la próxima vez que falle incorporo técnicas cognitivo-conductuales para resistir la tentación de echarme en la cama fuera de hora.

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