domingo, 2 de noviembre de 2008

Vuelta a la estabilidad

Hoy no he añadido ninguna siesta. Ni por la noche ni por el día. He notado algo de somnolencia pero de menor intensidad que ayer y fue desapareciendo conforme pasaban las horas. No obstante, me fue imposible mantenerme despierto durante todo el recorrido del autobús.
Al parecer, hacía frío de verdad. Al usar una estufa han desaparecido los problemas de temperatura corporal que tanto me preocupaban.
He vuelto a tener sueños vívidos. Incluso he llegado a tener 2 seguidos esta misma tarde.
Mi nivel de actividad es similar al anterior al experimento. No he notado mejora de la atención o la memoria como informan otros participantes.
Vuelvo a percibir el tiempo como un continuo y no pienso en que llegue una hora determinada del día para sentirme cansado o recuperado. Sólo las horas de siesta son relevantes a corto plazo para sentirme más descansado. Si no me levanto sintiéndome bien mantengo el déficit hasta la siguiente pausa en la que queda totalmente reparada.
Esto parece indicar que, al menos a corto plazo, las siestas que duermo son eficaces para eliminar la fatiga.