domingo, 16 de noviembre de 2008

Confirmación

Hace unos días planteaba que emociones negativas podían propiciar que usara el sueño como estrategia de evitación. Estos dos últimos días he obtenido una confirmación en primera persona de esta hipótesis.

El viernes fue el día más intenso que he tenido en mucho tiempo. Tuve contacto con muchas personas con las que experimenté sensaciones progresivamente más intensas.

Con un primer grupo, que hacía mucho que no me encontraba, almorcé pero me fui antes de que se dispersaran (primer escape) de todas formas quedé con ellos por la noche.

Me dirigía a seguir mi rutina de los viernes cuando me encontré a un segundo grupo que justo en ese momento habían quedado para almorzar. Me apetecía estar con ellos y el plan que tenían así que me apunté. Allí me enteré de que había estado obviando durante 2 años de mi vida ciertas variables de gran importancia.
Cuando propusieron tomar un café me fui a casa a dormir (segundo escape) no sin antes quedar para por la noche.

Cuando me desperté pensé que no merecía después de todo lo ocurrido ir a ninguna parte. Ni con el grupo 1 ni con el 2 sino descansar para, al día siguiente, estar listo para el grupo 3.
Pero como venía tratando el tema de la evitación, pensé que lo mejor sería confrontar la situación que más estrés me provocaba y cancelar la otra cita de la noche.

Así lo hice, aunque en lugar de hacerme tomar un mayor contacto con la realidad que acababa de descubrir me confundió aún más. La realidad resultaba ser mucho más compleja y esta vez yo tenía que tomar decisiones rápidas y de gran importancia.

Estoy orgulloso de mi comportamiento esa noche pero creo que fue demasiado en muy poco tiempo. Cuando me desperté al día siguiente me di cuenta de que no había oído el despertador y que tampoco tenía ganas de seguir despierto. Me volví a acostar 2 veces más esa misma mañana y otra vez, con idénticos resultados, por la tarde. Ya ni siquiera dormía pero necesitaba no pensar en todo lo que había ocurrido durante las últimas 24 horas. Esta sensación iba acompañada de una fuerte distimia que me dejaba como única salida la cama.

Por cierto, sólo hice un intento de contactar con el grupo 3, no acudí a la cita ya que no sabía ni dónde ni cuándo tenía lugar.

Actualmente me encuentro mejor. Estoy redactando una teoría explicativa de lo que ocurrió hace 48 horas y en este blog acabo de explicarme como utilizo el sueño para evitar afrontar situaciones o pensamientos estresantes. Ya sólo me falta diseñar alguna forma de intervención que me permita abandonar la evitación como estrategia de afrontamiento.