sábado, 1 de noviembre de 2008

Halloween: ser un Zombie al día siguiente

Anoche fue mi segunda salida nocturna desde que adopté el sueño polifásico. En ambas ocasiones he notado mayor energía que cuando dormía monofásico. Pero, ¿cómo reacciona el cuerpo tras este intenso gasto energético que lleva la contra a los ritmos circadianos?

En la primera ocasión, recordemos, no fui capaz de mantenerme despierto cuando sonó el despertador, aunque estuvieron presentes gran cantidad de variables extrañas.
Esta segunda vez me ha sido posible mantenerme despierto y registrar con mayor grado de detalle mi experiencia subjetiva.

Antecedentes: El día anterior habíatenido dificulades manteniéndome despiertos en situaciones de baja actividad, como el autobús o en clases teóricas. Me despertaba de las siestas encontrándome bien, pero seguía sintiendo somnolencia hasta la siguiente y pegaba numerosas cabezadas y de vez en cuando sentía escalofríos. Parecía como si estuviera privado de sueño.

Actividad: Dormí justo antes de que me recogieran (Hora 0) y me desperté muy activo. Cuando llegamos a la fiesta segía bien y pude relacionarme con facilidad. Sentía bastante hambre no bebí alcohol para no interferir con el SNC.
Justo antes de que nos fuéramos a una discoteca (+2) dormí en una habitación adyacente a la sala en la que tenía lugar la fiesta. La cama y la posición eran cómodas, el ruido era constante por lo que no supuso un problema quedarse dormido.
Me desperté con menor facilidad para hablar que antes y menor apetito, mis movimientos eran más lentos y la tensión muscular se redujo (antes había roto un baso vacío de plástico con la mano derecha).
En la calle experimenté los temblores de frío que había tenido el día anterior (dandome cuenta de que, a lo mejor, era simplemente que hacía frío de verdad). Bailé más de 3 horas sin interrupción, tomando la iniciativa de forma puntual y con mayor frecuencia conforme pasaba el tiempo. Tomé un sorbo (literalmente 1) de cerveza fría.

Consecuencias: Llegué a casa (+6) y pude dormir. Me desperté con una gran somnolencia que se mantuvo a pesar de las siguientes 2 siestas a intevalos de 2 horas. Decidí salir a hacer algo útil. En el autobús, de nuevo, cabezadas múltiples, algunas con una pérdida de conciencia que calculo pudieron prolongarse hasta 2 minutos.
Empecé a pensar que a lo mejor el problema era que me despertaba durante la fase de ondas lentas así que decidí recortar el periodo de sueño 2 minutos para ver si así conseguía recordar lo que soñaba. Este enfoque parece estar funcionando pero no podemos perder de vista la impotancia de los efectos acumulativos del sueño ya tenido a lo largo del día.

Voy a mantener este recorte de las siestas y voy a buscar un sistema de evaluación de mis capacidades más objetivo que mi simple valoración personal.